sábado, 19 de septiembre de 2015

Esa palabra llamada paz



Esa que aparece sigilosa, con la corona más perfecta y brillante que he visto
durante mi existir, esa que se acerca ligeramente suave entre la sangre y el
dolor, esa que se asoma entre los más áridos y desérticos lugares del alma,
esa que grita en silencio ¡Aquí estoy! ¡Ayúdame a escapar! Esa que no le
escuchamos su grito en el silencio bullicioso del terror.

Esa que existe, que vive, que respira, esa que implora por nacer, esa que
reacciona con la palabra amor, esa que espera paciente y a la vez
urgentemente por darse a conocer, esa que está en segundo plano en la lista
del deber de quienes mueven este mundo agitado por el odio y la traición,
esa que ya no quiere estar oculta, esa que quiere actuar en plenitud, esa que
alarga sus brazos, golpeando las puertas del corazón de aquel sordo humano
que no oye su voz, esa que escribe el poeta, esa que canta el tenor, esa que
emerge del alma, esa que siempre escuchamos en la oración, esa es la
palabra más  dulce que todos queremos gritar, lo digo con emoción, ya no
quiero más guerra, ni en el mundo, ni en mi corazón.

                                                                                Irene Gutiérrez Valdebenito.

                                                                                              Rancagua

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